Vivir en una Isla
Solo al sentarme con un libro me siento que puedo conversar conmigo mismo. Mis conversaciones suelen comenzar con un alto a la lectura, encontrar alguna hoja de un cuaderno, un lápiz o lapicera y comenzar la escritura. Cada letra que leo o escribo me aleja del resto de la gente, sean diferencias políticas, ideológicas, dogmáticas, monetarias (económicas). Estas diferencias convencieron a mi cerebro que no hay que opinar en todo momento, la única orden políticamente correcta es la del cerebro a la boca para que se mantenga cerrada. No todos están preparados para oír un no como respuesta, recibir limites o ser educados. Una vez que tenga en claro a quien debo educar podre hacerlo sin inconvenientes.
Vivo en un mundo del que admiro su tecnología, naturaleza, desarrollo, pero aborrezco al consumismo sin fin alguno, lo que me conlleva a alejarme de la gente sedienta del poder del dinero, la venta sin necesidad de ayudar. Me encuentro en una isla, una especie de ciudad...